martes, 19 de marzo de 2013

Un memorando de EE UU pedía en 1959 a los buscadores del yeti que no le dispararan


Ernest H. Fisk, consejero de la Embajada de Estados Unidos en Katmandú (Nepal), mandó el 30 noviembre de 1959 un memorando al Departamento de Estado con las normas a seguir por aquellos aventureros que viajaran a Nepal a la caza del abominable hombre de las nieves. Titulado Reglamento para expediciones de montañismo a Nepal relacionadas con el yeti, el documento, que está depositado en los Archivos Nacionales de EE UU, dice:

“Hay en la actualidad tres reglas aplicables a expediciones que busquen al yeti en Nepal. Estas normas deben sumarse a las quince cláusulas en Expediciones de montaña y científicas en Nepal.

Las tres normas son:

1. Deberá pagarse una regalía de 5.000 rupias indias al Gobierno de Su Majestad de Nepal por permitir montar una expedición de búsqueda del yeti.

2. En caso de que el yeti sea localizado, puede ser fotografiado o capturado vivo, pero no puede ser asesinado o disparado excepto en caso de emergencia en defensa propia. Todas las fotos tomadas del animal, o la criatura si es capturada viva o muerta, deben entregarse lo antes posible al Gobierno de Nepal.

3. Las noticias o informes que arrojen luz sobre la existencia real de la criatura deben facilitarse al Gobierno de Nepal tan pronto como sea posible y no deben darse en ningún caso a la prensa o a reporteros para que los hagan públicos sin permiso del Gobierno de Nepal.”

Los años 50 del siglo pasado fueron la era dorada de la caza del yeti, después de que Edmund Hillary y Tenzing Norgay dijeron haber visto extrañas huellas en la nieve durante su ascensión al Everest en mayo de 1953. Las expediciones más famosas las montó el magnate estadounidense Tom Slick, quien en 1959 llegó a la conclusión de que la mejor prueba de la existencia de la criatura era una mano, presuntamente del yeti, que guardaban los monjes del monasterio de Pangboche. Ante la negativa de los clérigos a facilititarle la reliquia, su hombre de confianza, Peter Byrne, cambió el pulgar y la falange proximal del índice por huesos humanos y los trasladó hasta India, donde se enfrentó al problema de cómo sacarlos del país.

Por casualidad, James Stewart y su esposa, Gloria McLein, estaban en aquel momento en Calcuta. Como el actor era íntimo amigo del copatrocinador de la expedición de Slick, el empresario del petróleo Kirk Johnson, Byrne le pidió que ocultara los restos entre el equipaje de su mujer, con la seguridad de que en la frontera no incomodarían a una estrella de Hollywood. Acertó, y los huesos llegaron a Londres en el equipaje de la esposa de Stewart. Extraviados durante décadas en un museo londinense y tras varios exámenes no concluyentes de algunos fragmentos, un análisis de ADN hecho por científicos del Zoo de Edimburgo determinó en 2011 que los restos de la mano de Pangoche son humanos.

(FUENTE: blog.elcorreo.com)

Viuda fantasma atemoriza a pueblo tailandés


En el pequeño pueblo de Tambon Tha Sawang, ubicado al noreste de Tailandia, el desconcierto se apoderó de todos los aldeanos. Especialmente después de presuntos ataques paranormales de una entidad a la que bautizaron como “la viuda fantasma” y que, según afirman, ya ha cobrado la vida de al menos 10 habitantes, todos ellos hombres sanos y jóvenes.

Según se informó, una vez que se produjeron las extrañas muertes y los médicos forenses realizaron las respectivas autopsias, éstos concluyeron que todas las víctimas estaban completamente sanas y que no tenían ningún tipo de enfermedad, pero que habían muerto de algún tipo de insuficiencia respiratoria. Los lugareños, buscando explicar estos decesos, contrataron los servicios de una médium, quien aseguró que la “viuda fantasma” o “pee mae mai” (como se conoce en tailandés al síndrome de la muerte súbita inesperada), era la responsable de las misteriosas muertes. La mujer, además de asegurar que la “viuda” se iba a llevar a más almas, recomendó a los aldeanos que colgaran una camisa roja en el exterior de sus residencias para repeler al espíritu maligno. La médium, por cierto, hizo hincapié en que las familias con un solo hijo tenían una mayor probabilidad de que fueran visitadas por la temida entidad sobrenatural.

Pánico en los habitantes

Los supuestos fenómenos, con el paso de las semanas, no sólo se circunscribieron a este pueblo, sino que se extendieron también a otros distritos de Tailandia, como Chom Phra y Tha Tum, causando otras muertes y un pánico general entre todos sus habitantes. Los mismos que no dudaron en colgar la salvadora camisa roja, pese a que podían ser tachados de supersticiosos y crédulos.

“La razón por la que colgué una camisa roja no es por mis ideas políticas, sino porque realmente estoy muy preocupado por la seguridad de mi sobrino. No creo necesariamente en la historia del fantasma, pero tener un poco de precaución no le hace daño a nadie”, dijo un precavido aldeano de 61 años de edad, resumiendo quizás el estado de ánimo de todos sus asustados coterráneos.

(FUENTE: guioteca.com)
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